Las bañeras nos permiten disfrutar de largos ratos de desconexión y placer. Pero cada vez son más personas las que optan por quitar la bañera y colocar en su lugar una ducha. Uno de los motivos es que las duchas consumen hasta un 90% menos de energía y agua. Por lo tanto, este puede ser un buen momento de cambiar la bañera por un plato o darle un nuevo toque al que ya tengas. Las duchas a ras de suelo (wakl-in) son una buena alternativa para las viviendas modernas: se adaptan a cualquier estilo y son versátiles y prácticas.
Pero existen diferentes cosas que debemos tener en cuenta a la hora de colocar las duchas a ras de suelo:
Duchas a ras de suelo: las vas a querer
Además de por su estética, vas a querer este tipo de duchas a ras de suelo por otras muchas cosas. Una de ellas es que amplian visualmente el espacio y, además, se pueden integrar en un baño pequeño o en uno más amplio. Resultas muy cómodas y prácticas para personas mayores, personas con movilidad reducida o incluso niños ya que permite entrar y salir de ellas fácilmente. Si tienes sitio, puedes combinarlas con una bañera para conseguir el «spa» de tus sueños en tu propia casa.
Son una buena opción si…
Antes de decidirte por ella debes saber si puedes colocarla en tu casa. Necesitas que el suelo tenga al menos 6cm para que el agua no se estanque y por eso, las duchas a ras de suelo son ideales para obras nuevas o reformas integrales. Si tu casa es antigua, ten mucho cuidado ya que en muchas ocasiones el suelo no tiene más de 5cm y deberás instalar una pequeña pendiente para ganar la altura que falta y que no se estanque el agua.
¿Tienes espacio?
Las duchas a ras de suelo requieren, generalmente, un trabajo considerable. Antes de comenzar, y como hemos comentado en el apartado anterior, es necesario saber si es posible ubicarla en el sitio elegido.Por lo tanto es importante tener el espacio necesario por si necesitamos hacer obra y colocar una ‘bandeja’ que levante la superficie de la ducha y oculte las tuberías.
Sistemas de evacuación
El flujo de agua es, a menudo, uno de los principales problemas de las duchas a ras de suelo. Para que el caudal sea óptimo, es aconsejable inclinar la pendiente de 2 a 3 cm por metro, o de al menos un 4%, para que no se genere estanqueidad. En algunos casos, cuando la inclinación es complicada de crear, es posible instalar una bomba elevadora, que permite succionar el agua para enviarla al sistema de drenaje.
Desagües
Es una de las partes fundamentales de una ducha a ras de suelo. Por eso, una vez decidido el plato, es importante decidir el tipo de desagüe. Los hay de suelo, el más usual es el que se coloca en el centro, y de pared, que consiste en una pequeña ranura oculta normalmente por un embellecedor, que crea sensación de continuidad, ya que no hay ningún elemento que ‘rompa’ el plato de ducha, ofreciendo una estética minimalista muy actual. Otra opción, que cada vez tiene más presencia en los baños modernos, son las ranuras en el suelo, que como no necesitan mucha altura pueden ser una buena opción.
Mejores materiales
Las baldosas son un clásico en este tipo de solución, ya que quedan revestidas al igual que las paredes, logrando una cohesión total. Aconsejamos elegir azulejos de gran tamaño y que tengan menos juntas, ya que cuantas más haya más fácil resultará que cale el agua y se forme algo de moho. Los de acero esmaltado son también una buena alternativa, al igual que los sintéticos o los de piedra natural.
A la hora de elegir el material, es importante buscar la seguridad con platos con textura o tratados que eviten accidentes y sustos. Las baldosas antideslizantes, los guijarros, el mármol tratado o sintéticos ofrecen superficies a prueba de resbalones.
El triunfo del baño pequeño
Aunque están indicados para todo tipo de baños, lo cierto es que en los más pequeños tienen todas las de ganar, ya que logran que el espacio se vea despejado y ‘limpio’ y proporcionan sensación de amplitud, gracias a la continuidad con el pavimento e, incluso, con el revestimiento. Además, se adaptan a las condiciones de la estancia, pudiéndose integrar en cualquier rincón, siempre que se den las condiciones técnicas necesarias.
No te olvides de la mampara
Si buscas un mejor aislamiento y evitar las salpicaduras por el baño, lo ideal es colocar una mampara que proteja y no deje salir el agua. Para no romper la continuidad visual de la estancia, lo ideal es optar por un modelo sin perfilería o casi, que se integre en el ambiente. Mientras que, si prefieres otorgar al plato de ducha mayor protagonismo, una mampara a juego es la mejor opción.
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